¿Puede el mundo virtual ser un adelanto en nuestra manera tanto de actuar como de pensar en nuestra vida cotidiana?
Esta última década, Internet se ha vuelto una herramienta imprescindible en nuestro día a día: nos permite tener acceso a toda clase de información, comunicar e interactuar fácil y rápidamente en cualquier lugar del mundo. En este mundo numérico e hiperconectado, no cabe duda de que muchos aspectos han cambiado: en particular nuestra manera de pensar. La libertad de expresión, las relaciones entre las personas, el consumo, el trabajo, las iniciativas colaborativas, la política son muchos ámbitos afectados positiva o negativamente por la era digital en la que vivimos.

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El mal uso de Internet puede perjudicarnos o dañarnos. En efecto, cada fotografía, o mensaje publicado puede tener repercusiones sin que tengamos conciencia de ello, como a la hora de buscar un empleo. Los excesos también pueden impactar la privacidad, crear narcisismo, adicción, y alejarnos de los nuestros así como de nuestro entorno social. Además, algunos peligros, tales como el ciberodio o el ciberacoso, nos acechan si no tenemos mucho ojo. Entonces, es importante tomar conciencia de ello y ser cauteloso para protegerse de manera eficiente.

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Estamos rodeados por un tejido que no vemos pero sin el cual no podríamos vivir.