Los caracteres distintivos de la gran ciudad son el
hierro y la fuerza eléctrica aplicada pródigamente a
todas las combinaciones maravillosas de la mecánica.
El amontonamiento de las viviendas1, la lobreguez2 de
las habitaciones, el reducido espacio y el acotamiento
de las alcobas, el inmundo contubernio3 del basurero
y la cocina, el dormitorio y el comedor; la caprichosa
alineación de las calles, todos los restos del sistema
antiguo han desaparecido en absoluto de la «Nueva
Utopía». En su lugar se han levantado grandes edificios perfectamente alineados, separados por pequeños
jardines, donde juegan alegremente los niños de la
vecindad. Una parte de la ciudad está dedicada exclusivamente a las viviendas y al otro lado se ven tan
sólo inmensas fábricas, talleres, granjas de labor en
las afueras, grandiosos mercados, conjunto hermoso y
grandilocuente de todas aquellas manifestaciones de la
actividad humana, del trabajo. Los edificios dedicados
a viviendas satisfacen a todas las prescripciones de la higiene y de la ciencia: espacio suficiente, aire y luz
abundante, agua por doquier4, surtidores5 eléctricos
para los servicios mecánicos, e ingeniosísimos aparatos de calefacción, limpieza y seguridad. Las escaleras
han desaparecido, y en su lugar sencillos y magníficos
ascensores prestan automáticamente sus servicios a
todos los vecinos. La piedra o el ladrillo y el hierro han
desterrado a la madera. La máquina ha suprimido el
servicio doméstico: cada uno puede servirse a sí mismo
sin molestia. La separación de los edificios por medio
de jardines ha anulado los efectos insanos de la aglomeración de las grandes ciudades. Todo es nuevo, bello,
magnífico. Las diferencias no existen: el palacio y la
cabaña se han fundido en el edificio moderno prescrito
por la ciencia.
1. l'entassement des logements
2. la oscuridad
3. l'immonde promiscuité
4. partout
5. des distributeurs