Gran cabalgada de moros
salió para los cristianos
correr y hacerles daño,
e pasó sierras y llanos
y llegaron a Tudía,
todos con sus lanzas en
mano,
e al llegar a la iglesia
allí se pararon.
Y tan cerca esa noche
unos de otros se albergaron,
que más cerca no podían;
y en la fuente pusieron
sus caballos a beber,
y estos no bramaron […]
Así que la tregua hicieron
y ellos todos se juntaron
y de cómo el hecho
había sido, acordaron
en que había sido milagro.