Detenida1 en gesto glorioso,
después de
llevar 2 su carga a cuestas;
allí está en actitud de reposo
la útil y
valiosa3 bicicleta.
Transita por veredas especiales
trasladando4 sin combustible
con la fuerza de sus dos pedales
siempre dispuestos y
serviles5.
¿Cuántas veces en marcha apresura
habrá perdido su dueña el equilibrio,
y ha detenido su ruta trazada
porque es la caída su designio?
Pero luego la constancia y el valor
la hacen rodar sobre sus ruedas,
hermoso vehículo sin motor
conocedor de
caminos6 y
veredas7. [...]
Déjala allí que descanse tranquila,
ya mañana te acompañará en tu viaje,
tenle
consideración8 que es gran amiga
Y sabrá llevarte, a distintos
parajes9.