[...] ¡Voluntario
fajado1 de tu zona fría,
templada o tórrida,
héroes
a la redonda2,
víctima en columna de vencedores:
en España, en Madrid, están llamando
a matar, voluntarios de la vida!
¡Porque en España matan, otros matan
al niño, a su juguete que se para,
a la madre Rosenda esplendorosa,
al viejo Adán que hablaba en alta voz con su caballo
y al perro que dormía en la escalera.
Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares,
a su indefensa página primera!
Matan el caso exacto de la estatua,
al sabio, a su bastón, a su colega,
al barbero de al lado -me cortó posiblemente,
pero buen hombre y, luego,
infortunado3;
al mendigo que ayer cantaba enfrente,
a la enfermera que hoy pasó llorando,
al sacerdote [...]
¡Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a
los malos4!